La magia en los niños: ¿Por qué me motiva enseñarles?
En la vida, hay momentos en los que te detienes y te das cuenta de que estás justo donde necesitas estar. Para mí, ese momento ocurre cada vez que estoy frente a un grupo de niños. La magia que ellos llevan en su interior no solo ilumina el espacio, sino que transforma la experiencia de enseñar en algo profundamente enriquecedor y emotivo.
Lo que me motiva a dar la practica para niños es la magia pura de su asombro y curiosidad. Cada niño es un pequeño explorador, lleno de una chispa única que ilumina el camino hacia el aprendizaje. La forma en que sus ojos se iluminan con cada nuevo descubrimiento, cada pregunta sin respuesta, cada juego que se convierte en lección, es una fuente inagotable de inspiración para mí.
Los niños tienen una habilidad asombrosa para jugar y aprender al mismo tiempo. En su mundo, las barreras entre el aprendizaje y el juego son difusas; para ellos, ambos son una misma cosa. Esta visión fresca y libre es un recordatorio constante de que el aprendizaje puede ser una aventura, no es un deber. A través de su espontaneidad y creatividad, ellos me enseñan que la educación no tiene por qué ser rígida o monótona. Al contrario, puede ser un viaje lleno de sorpresas y maravillas.
En cada interacción con los niños, siento que soy yo el estudiante. Ellos son mis guías, mostrando nuevas formas de ver el mundo y recordándome que la creatividad no tiene límites. Sus ideas, a veces extravagantes y siempre genuinas, desafían mi propio entendimiento y me invitan a explorar nuevas perspectivas. En su mirada curiosa y en sus ideas imaginativas, encuentro la sabiduría que muchos adultos han olvidado con el tiempo.
Pero quizás lo que más me inspira es la creencia profunda de que en los niños reside la capacidad de cambiar el rumbo de nuestro planeta. En ellos, veo el potencial para construir un mundo mejor, un mundo donde la empatía, la creatividad y la curiosidad prevalezcan sobre la indiferencia y la rutina. Cada pequeña chispa de creatividad que ellos encienden tiene el poder de crecer y transformarse en algo grandioso.
Por todo esto, dar clases para niños no es solo una profesión para mí; es una vocación llena de propósito. Es un recordatorio constante de que la magia está viva, Siempre Viva y que cada uno de nosotros, grandes y pequeños, tiene el poder de contribuir a un mundo más brillante y lleno de esperanza.
Mrc.